Verano para conectar, descansar y cuidar.
- Psic. Carolina Salazar

- 4 ago
- 3 Min. de lectura
Una pausa para mirar cómo nos sentimos, con quiénes estamos… y cómo elegimos amar.
El verano llega con promesas de descanso, de pausa, de juego. Es un momento del año que, aunque no siempre signifique vacaciones largas o viajes, sí nos invita a frenar un poco el ritmo. A tomar aire. A mirar hacia adentro y hacia nuestros vínculos con más calma. Y justo por eso, el verano también puede ser una puerta para reconectar con lo que sí nos hace bien.
¿Qué significa descansar de verdad?
Muchas veces pensamos que descansar es dejar de hacer cosas. Pero el descanso real va más allá: también tiene que ver con sentirnos en paz con quienes somos y con quienes nos rodean. Es difícil descansar si todo el tiempo estamos cuidando lo que decimos, midiendo nuestras emociones o sintiéndonos culpables por poner un límite.
Por eso, el descanso también es emocional. Es sentir que no tenemos que demostrar nada. Que podemos equivocarnos sin miedo a ser rechazadxs. Que hay un lugar (o una persona) donde simplemente podemos ser.
Y ese tipo de descanso solo es posible cuando los vínculos que habitamos son seguros.
Apego seguro y verano: cuando el afecto da espacio
El apego seguro es un tipo de vínculo donde hay presencia, sí, pero también hay libertad. Donde hay espacio para sentir, equivocarse, hablar y reparar.
Y aunque suele formarse desde la infancia, también se puede construir en la adultez, en relaciones que nos escuchen sin juzgar, que respeten nuestros tiempos, que nos acompañen sin invadir.
Durante el verano, cuando hay más pausas, más convivencia y menos distracciones, a veces se vuelve más evidente cómo nos sentimos realmente con esas personas cercanas:
¿Me siento tranquilx o me siento vigiladx?
¿Puedo decir “no quiero” sin culpa?
¿Siento que tengo que hacer algo para ganarme el cariño?
¿Estoy con personas que me hacen bien o con quienes me esfuerzo por no molestar?
Estas preguntas no buscan incomodar, sino abrir espacios para ver con más claridad lo que tal vez, en el ritmo acelerado del año, pasaba desapercibido.
Cuando lo que parece amor, no lo es: manipulación emocional
Algo que muchas veces sale a la luz en esta temporada es la manipulación emocional: conductas que buscan controlar al otro usando la culpa, el miedo o el silencio.A veces se disfraza de preocupación (“lo digo por tu bien”), de cariño (“nadie te va a querer como yo”) o de necesidad (“si me dejas, no sé qué voy a hacer”).
La manipulación no siempre es obvia. Pero el cuerpo lo siente.Una incomodidad constante, una sensación de estar en deuda o de estar haciendo algo “mal” todo el tiempo.
El verano, con sus pausas, puede ser buen momento para identificar estos patrones y empezar a decir basta. A veces, con pequeñas acciones: hablarlo, poner un límite, pedir ayuda. Y otras, con decisiones más grandes: alejarnos o cerrar ciclos.
Pequeños gestos para reconectar con lo que sí te hace bien
No necesitas cambiarlo todo de golpe. A veces basta con empezar por ti, por lo que sí puedes elegir hoy.
Aquí van algunas ideas para este verano:
✨ Rodearte de personas con quienes puedas respirar
✨ Jugar con niñas y niños sin prisa, con presencia
✨ Leer algo que te recuerde que mereces un amor tranquilo
✨ Decir que no cuando algo no te vibra bien
✨ Dedicarse tiempo sin culpa
El descanso también es político. También es emocional. También es amor propio.
Y tú mereces sentirte en casa dentro de tus vínculos.



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